¡Luz al final del Túnel!
En medio de la oscura noche, mi hija a los siete años de edad, muchas veces
me llamaba, diciendo: ¿Papá? ¿Papá? y yo le contestaba ¿qué pasa hija? Y ella
decía: nada, solo quería saber que estás ahí.
Más adelante en la noche ella volvía a llamarme: ¿Papá? ¿Papá? yo
nuevamente contestaba ¿Qué pasa hija? y ella volvía a decir: nada, solo quería
saber que estás ahí.
El temor nocturno es algo que amedrenta no solo a los niños sino también a
muchos adultos. Peor todavía cuando pasamos por épocas donde sentimos que el día
fuese una interminable y aterradora noche. Quizás una gran pérdida o decepción
nos hace entrar en un largo y tenebroso túnel que apenas nosotros podemos
atravesarlo en solitario.
Ya no somos niños, pero que bueno sería, si en ocasiones pudiéramos
simplemente llamar ¿Papá? ¿Papá? Y escuchar su segura y confortante voz
contestado: ¿Qué pasa hijo?
En la historia bíblica de navidad leemos que cuando el ángel anunció a José
que María tendría el hijo de Dios, dijo que su nombre sería Emanuel, que
significa Dios con nosotros. La verdad es que no importa cuál sea el tétrico
túnel situacional que tengamos que atravesar, podemos hacerlo en compañía de
aquél que es la luz del mundo y que torna la densa noche en día claro.
Cuando Dios envió a Jesús para nacer en aquel pesebre, estaba como buen
padre afirmando de manera categórica, ¡Aquí estoy para salvarles! No
necesitamos vivir con miedo de las diferentes situaciones nebulosas que
enfrentamos o que estamos por enfrentar, basta confiadamente en clamar; y el
Padre Celestial contestará: “¿Qué pasa hijo?, ¡Aquí estoy! Capaz que nuestro
padre terrenal nunca se ha interesado en nosotros, pero el Padre celestial
jamás nos abandonará y su luz siempre iluminará nuestro camino.
¿Qué situaciones han oscurecido tus días? ¿Qué puedes hacer para salir de
la oscuridad?
(Nacimiento de Jesucristo Emanuel,
Mateo 1:20-25 – Luz del mundo, Juan 8:12)
Comentarios
Publicar un comentario